sábado, 21 de febrero de 2009

CANTICOS MARITIMOS

El coro Talía canta el Requiem de Mozart en la Catedral de Almería y nos invitan a estar unos días en una residencia en Aguadulce donde pudimos descansar (algunos) y ensayar con la Orquesta Ciudad de Almería. El mismo día del concierto nos fuimos a tomar unas tapitas en una terraza del paseo marítimo y allí coincidimos muchos del coro por lo que juntamos mesas y ¡ya se sabe! ….más de tres de un mismo coro tomando cervezas significa “cánticos” asegurados: se empieza por polifonía religiosa y se acaba por “Granada, tierra soñada por mí….”.

A nuestro lado una pareja intentando dormir a sus gemelos entre el bullicio coral a 4 o más voces (a veces hasta 8 ó 9 dependiendo del número de cervezas). Poco a poco en la cara de Silvia notamos preocupación por el “esfuerzo glotidiano” de nuestros amigos (sobretodo los tenores) ante la inminente actuación de la tarde y por el bien de los sufridos padres que intentaban dormir a sus bebés.

Cuando habíamos pasado por “Granada”, “Valencia” y estábamos a punto de llegar al mítico “Asturias” (no el de Albéniz), Silvia, en su rol de Directora, nos pidió amablemente que nos calláramos y nos reserváramos para la tarde. Así se hizo y, tal como esperábamos algunos, la mujer que intentaba dormir a sus hijos se acercó probablemente para darnos las gracias por nuestro sacrificado gesto. ¡Pero no fue así!...Con su acento almeriense más pronunciado dijo: “Señora no le importaría que sigan echando cantes un ratico más, ¡que ya estaban a punto de dormirse….!”

Desde entonces descubrimos el poder terapéutico del coro.

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