El coro Talía canta en una iglesia de Colmenar Viejo. Llegamos tarde y dejo a mis pasajeros en la puerta mientras yo voy a aparcar el coche. Cuando entro en la Iglesia veo a lo lejos en el Altar a todo el Coro en bloque dispuesto a hacer alguna prueba acústica.
Como no me puedo estar quieto avanzo hacia ellos haciendo gestos y poniendo caras con el único objetivo de llamar la atención y hacer un poco (un mucho) el ganso. A medida que voy llegando observo que hay personas en el coro que no conozco, sobretodo a la persona que va de blanco y está en el centro del grupo ( Silvia dirige pero va siempre de negro). También veo fotógrafos que se afanan en fotografiar al grupo: nunca el Coro Talía había tenido tanta repercusión mediática. Y por fín cuando me doy cuenta que no es un coro, un señor vestido de negro que avanza más rápido que yo hacia el grupo, me da una palmadita en el hombro y exclama : "Bravo majete".
Creo que a los invitados de la boda les alegré la ceremonia.
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Que dura es la vida del aparcacoches, Sir Henry. Evidentemente necesita usted gafas, la duda es cómo hacía de chófer con esos problemas visuales.
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